La calidad es tanto un atributo como una propiedad inherente de las cosas, lo que permite compararlas con otras del mismo tipo o naturaleza. No siempre es fácil dar una definición exacta del término calidad, ya que su apreciación es subjetiva.
Hay múltiples perspectivas desde las que se puede definir la calidad. Si nos referimos a un producto como tal, la calidad consiste en distinguirse cualitativa y cuantitativamente en relación con alguna particularidad o característica requerida. En lo que respecta al usuario, la calidad significa satisfacer sus necesidades y deseos. Esto significa que la calidad de un producto depende de cómo responda a las preferencias del cliente. También se puede decir que la calidad significa proporcionar/ofrecer valor al cliente, consumidor o usuario.
En la tecnología de la información, cuando se trata de la calidad, lo que está en juego es la calidad de los datos, más precisamente cuando se trata de determinar en qué medida los datos recopilados, procesados (el tratamiento de los mismos), almacenados y suministrados corresponden a una reproducción fiel de la realidad.
La buena calidad de un producto o servicio viene determinada por tres cuestiones básicas: la dimensión técnica (que abarca los aspectos científicos y tecnológicos que afectan al producto), la dimensión humana (que garantiza relaciones armoniosas entre los clientes y las empresas) y la dimensión económica (que tiene por objeto reducir al mínimo los costos tanto para la empresa como para el cliente).
Otros aspectos de la calidad se refieren a la justa cantidad del producto ofrecido, la rapidez de su distribución y su precio exacto.
Para asegurar la calidad de un producto, hay normas que funcionan como reglas que deben ser seguidas y cumplidas. Aunque cada empresa tiene su propio reglamento interno, hay otras que son obligatorias según lo estipulado por la ley, estas reglas son denominadas ISO, más exactamente la ISO 9000 o 14000.